de las piedras la forma
SINTESIS ARGUMENTAL
Todo sucede un año después de que la narradora regresa del viaje que realiza a Nueva York con J. Viajan con el propósito de realizar un proyecto en uno de los museos más importantes de la ciudad que acaba de reabrir sus puertas tras meses de remodelación. Una tarde sale a caminar por la ciudad y azarosamente el frío la conduce al café Reggio que está atestado de gente. Desde su mesa ve a una mujer sentada en la barra, la invita a su mesa y pasan la tarde conversando juntas. Se despiden entrada la noche con el deseo de volver a verse pero sin ninguna garantía de que eso suceda. Un año después, Julia, reaparece como un espectro sentada nuevamente frente a la narradora la mañana en la que comienza a escribir su novela.
Ficción y realidad se entrecruzan desestabilizando el suelo de los personajes como metáfora de la experiencia literaria. Aparece el placer por la modulación y la forma del lenguaje donde la historia es la excusa. Los nombres nombran siempre otra cosa, refieren a algo más. El deseo de escribir por escribir, como en el arte por el arte, porque es así como la narradora se dice y desdice, ensaya sin finalidad.
"Volver a cero no se puede", concluye la novela, entendiendo que cada regreso es solo un nuevo camino, y que la inercia en la que nos movemos nos impulsa hacia adelante, y es por eso que de.morar es necesario.
Marta Rivero
son las cosas
PROLOGO
Todo buen relato es por supuesto, a la vez, un cuadro y una idea; y mientras más se funden ambas cosas, mejor se resuelve el problema. Esto decía Henry James refiriéndose a Guy de Maupassant.
Marta Rivero parece cumplir con creces el dicho de Henry James, ya que la característica propia del libro pareciera ser la fusión, el mestizaje de saberes. Así la arquitectura, la historia del arte, y el psicoanálisis, se entrelazan en las palabras de los tres personajes: Sara, Iván y Elena, en una historia que no podía ser otra cosa que una historia de amor; donde la curiosidad y el ánimo de reconocerse en los otros de la autora-narradora, se va desplegando a lo largo de los tres relatos.
Ella misma da una pista casi al inicio del primer relato cuando Sara escribe: “Suelo pensar que escribo la vida de los otros para dar sentido a la mía”. Hay un momento en la historia donde todo se mezcla como en los sueños y la autora misma parece representar todos los personajes de la trama.
Siempre podemos buscar referencias en las primeras obras de cualquier artista, referencias que sirven para orientar al posible lector que quiera espiar estas historias o trozos de vida; y entonces: Natalie Sarrutte, Margaritte Duras, Anais Ninn, Clarice Lispector rondan la imaginación de la autora, sin embargo también es posible notar una voz propia en el manejo del lenguaje, los tiempos van y vienen y siempre parecen descolocar al lector, que siempre tendrá la sensación molesta y placentera a la vez, de que debe recomenzar la lectura, como si un cajón no se hubiera abierto, como si alguna palabra se hubiera perdido y no fuera posible entender lo que está pasando mientras pasa.
Es este un libro que borra las fronteras y no se termina de saber nunca cómo nombrarlo: ensayo, memorias, cuentos, nouvelle, etc.
Un mestizaje de géneros para decir que así son las cosas.
Eduardo Medici